“Un museo es realidad concentrada”, afirma Jorge Wagensberg, en su reflexión: El museo ‘total’, una herramienta de cambio social. El museo es un lugar proveedor de estímulos que genera conocimiento, método y opinión científicos. Es, pues, un espacio democrático, de generación de “lo social”, de identificación colectiva no excluyente sino integradora. Ahora bien, ¿qué características ha de tener ese museo total? Wagensberg nos aporta reflexiones sobre la nueva museografía, sus características, componentes, agentes y actores. Hay que inventar una nueva museografía, dotada de objetos reales, capaces de gozar de una triple interactividad: manual, mental y cultural. Objetos “que explican historias, que convergen entre sí y con el visitante”, vivos y cambiantes. El museo total ha de producir un cambio en sus visitantes, ha de estimularlos a la lectura, a modificar su manera de observar el mundo, de conversar, reflexionar y experimentar. Además, ha de hacer autocrítica y poner en cuestión la certeza de lo “científicamente demostrado”. Ha de ser un espacio “de encuentro para cultivar la opinión pública en ciencia”, donde tengan cabida la reflexión, la conversación, la tertulia, la conferencia y la ceremonia. El museo total ha de ser inteligible y bello.